La Guardia Civil detiene a dos personas e identifica a tres más por un grave caso de extorsión y amenazas en Vecindario

La Guardia Civil del Puesto Principal de Vecindario ha detenido a dos personas e identificado a otras tres por su presunta implicación en un delito de extorsión, amenazas y coacciones a un ciudadano de Santa Lucía de Tirajana y a su pareja.

Los hechos se remontan al pasado 21 de agosto, cuando la víctima denunció en dependencias policiales que había sido citada por un conocido para una reunión de negocios en un lugar público del municipio. Allí fue abordada por tres individuos, uno de ellos cabecilla del grupo, quienes lo agredieron violentamente para exigirle una elevada suma de dinero, amenazándolo de muerte si no accedía.

Durante el ataque, los agresores robaron su teléfono móvil, lo obligaron a desbloquearlo y accedieron a imágenes íntimas suyas y de su pareja. Con ese material, llamaron a la mujer para advertirle de que difundirían los vídeos si no colaboraba en el pago de la supuesta deuda, llegando incluso a amenazarla con obligarla a prostituirse en Fuerteventura como forma de saldarla.

Investigación y detenciones

Las pesquisas de la Guardia Civil de Vecindario fueron decisivas para esclarecer el caso. Los agentes analizaron grabaciones de seguridad, tomaron declaraciones —incluida la de una testigo que se presentó voluntariamente— y rastrearon redes sociales, hasta identificar a los presuntos responsables.

La investigación apunta a una mujer que habría contratado a una empresa de desocupación para saldar una deuda, así como a un conocido de la víctima que actuó de gancho. Además, se logró identificar a tres agresores, de los cuales dos ya han sido detenidos.

A pesar de la denuncia inicial, las amenazas continuaron mediante mensajes enviados a la víctima y su pareja. Tanto los detenidos como las diligencias practicadas han sido puestos a disposición del Juzgado de guardia de San Bartolomé de Tirajana.

Un delito difícil de perseguir

La extorsión, las amenazas y las coacciones son delitos especialmente complejos y peligrosos, dada su naturaleza encubierta y la vulnerabilidad de las víctimas. A menudo no dejan pruebas físicas evidentes y el éxito de las investigaciones depende de la colaboración y valentía de las víctimas y testigos.

Los agresores suelen utilizar la manipulación psicológica y el miedo para controlar a sus víctimas, generando un profundo impacto emocional y obligándolas a vivir en un estado de constante terror. La confianza en las autoridades y la denuncia temprana son claves para desmantelar estas redes criminales y proteger a quienes sufren este tipo de violencia.