El Puerto de Pasito Blanco, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, ha retirado recientemente las barreras de control que durante años restringieron el acceso a su interior, permitiendo ahora el paso libre de vehículos y peatones hasta la playa de El Hornillo. La eliminación de estos elementos de seguridad supone un cambio relevante en la movilidad de esta zona del sur de Gran Canaria, donde el acceso público había sido motivo de debate y controversia en los últimos años.
Según hemos podido comprobar, el puesto de control de entrada y las barreras automáticas han sido desmanteladas o dejadas sin funcionamiento, lo que facilita la circulación hacia la urbanización y el litoral. Hasta el momento, solo los residentes, trabajadores y usuarios autorizados del puerto deportivo podían acceder libremente, lo que había generado quejas de colectivos ciudadanos que defendían el derecho público al uso del litoral.
Fuentes consultadas apuntan a que la decisión podría estar relacionada con las actuaciones de la Demarcación de Costas de Canarias, que considera que los viales de acceso forman parte del dominio público marítimo-terrestre y, por tanto, no pueden ser objeto de cierre al uso general. Este criterio coincide con las reivindicaciones de plataformas vecinales como SOS Maspalomas, que habían denunciado en reiteradas ocasiones la existencia de puertas y barreras que impedían llegar libremente a la playa.
La medida ha sido recibida con opiniones encontradas. Muchos vecinos y visitantes celebran la reapertura del acceso, al entender que se recupera un espacio que pertenece a todos. Sin embargo, también existen voces que alertan de posibles complicaciones en materia de tráfico, aparcamiento y seguridad dentro del recinto portuario, que hasta ahora contaba con un control de entradas limitado.
La gestión del puerto recae en una concesionaria privada, bajo la supervisión de los organismos competentes en materia de costas y puertos, por lo que todavía no se ha confirmado si la eliminación de las barreras será definitiva o si se establecerán nuevas medidas de control menos restrictivas.
Por el momento, la reapertura de Pasito Blanco marca un antes y un después en la relación entre los espacios privados y el acceso al litoral en el sur de Gran Canaria, reavivando el debate sobre el equilibrio entre la seguridad, la gestión portuaria y el derecho ciudadano a disfrutar de las playas y zonas costeras del municipio.



 
  






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