Por Pedro José Franco López.
Roque Nublo de Gran Canaria/2020
Cuando hablamos de la Casa Canaria de Tunte, no lo hacemos de copia o reproducción de un habitáculo aborigen; hablamos de una vivienda aborigen -real- que, durante siglos, se ha ido adaptando a las necesidades de sus sucesivos moradores.
Fuentes documentales del siglo XVI mencionan la existencia de varias casas aborígenes en Tunte que, junto con Taidía y Montaña de los Huesos, eran los tres poblados que los antiguos canarios habitaban al pié de la cumbre, en San Bartolomé de Tirajana; Tunte era el mayor de ellos con más de cien cuevas habitacionales, graneros, necrópolis y viviendas en superficie.
En noviembre del pasado año, se cumplían exactamente 138 años (1883/2021), de cuando la escritora irlandesa Olivia M. Stone subió a La Montañeta, a las 07,30 horas, para realizar, a nuestro entender, la más detallada y minuciosa descripción de la conocida como "Casa Canaria de Tunte" (Olivia la llama "La Casa de Tunte") y, en sus anotaciones especifica que, cuando otros dicen que estuvo habitada por los primeros guanches, ella concreta que sus primeros moradores fueron los antiguos canarios.
Es, tal que así, como lo especifica la escritora, en su Libro: "Tenerife and its six satellites" (edición en inglés de 1887); "Tenerife y sus seis Satélites", de 1995, -en castellano-, de Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria.
La primera impresión de Olivia Stone al entrar en "La Casa de Tunte", fue: "…está en muy buen estado de conservación, pero parece una forma negligente de conservar una reliquia tan valiosa, dejarla en manos de una campesina. El Gobierno haría bien en adquirir la vivienda y conservarla como lugar de interés nacional. Puede ocurrir que los herederos, en lo sucesivo, y el lugar pueda perderse para la posteridad".
Independientemente de esta afirmación, que secundamos a día de hoy 138 años después, las metódicas anotaciones de esta prestigiosa investigadora, con una extraordinaria capacidad de análisis de la información que siempre copila rigurosamente, nos da pie a pensar que sus conclusiones son de considerar "a pié juntillas"; y que son lo suficientemente importante, como para darle a "La Casa Canaria de Tunte", un valor de alto nivel; aunque, sin lugar a dudas, la solvencia de este artículo la da también, las prestigiosas fuentes a las que hemos recurrido, por ejemplo: Víctor Grau-Bassas, Rene Verneau y otros.
Stone describió detalladamente en su libro, las dimensiones y las características de esta casa hecha de piedra, barro y madera de pino; con piso de tierra y tejado también de barro por fuera; con interior circular, a excepción de dos huecos, destinados al descanso (lo que la hace cruciforme); y añade: "La medimos, descubriendo que había quince pies y seis pulgadas desde la puerta hasta la pared opuesta y exactamente la misma distancia entre las esquinas opuestas de los huecos del interior".
Es tan minuciosa la descripción, que parece que la hubiera diseccionado, concretamente sobre la puerta de entrada, detalla que estaba un poco más adentro que la fachada y que tenía dos asientos, uno a cada lado (actualmente sólo queda el de la derecha); sobre los cuales habían aleros de troncos de pino. Estos toscos asientos, le suscitaron a Stone un pensamiento: "Los nobles y perseguidos canarios deben haber contemplado muchas veces desde estos asientos gemelos el risueño valle que se extendía a sus pies".
La casa de la que hablamos, en San Bartolomé de Tirajana -La Montañeta-, presenta una estructura de casa tradicional aborigen, con gruesos muros, y con una morfología circular en el exterior, mientras que en el interior es de planta cruciforme, lo que nos da una influencia prehispánica en su construcción y lo que nos hace pensar en la presencia de familias aborígenes en Tunte después de la conquista de Gran Canaria, que por la lejanía del centro de poder, pudieron mantener parte de la cultura prehispánica en el lugar.
En resumen: la "Casa Canaria de Tunte", superviviente de siglos, permanece entre otras construcciones posteriores y, al ser de titularidad privada y, ante la necesidad de irla adaptando a los tiempos, tiene claras evidencias que la diferencian de las descripciones de hace 138 años: construcción del techo, que presenta un tejado a dos aguas, cubierto en origen con lajas, barro y pajas, colocándosele posteriormente teja árabe en el exterior; encalado de las paredes interiores, colocación de piso, etc. resultando ahora mismo irreconocible y mimetizada con el entorno urbano de Tunte; por todo ello nos tomamos la licencia de ponerle el apelativo de "vivienda sincretizada arquitectónicamente", entre lo aborigen y el aspecto rural de la actualidad, único en toda Canarias..
Sólo nos queda agradecer las atenciones que tuvo para con nosotros la propietaria actual -que prefiere el anonimato-, la que nos aporta, ante nuestra consulta, que la familia no se plantean, para nada, el vender la casa a alguna institución, ya que la voluntad todos es que este tesoro de la cultura aborigen canaria, continúe trascendiendo de padres a hijos por siempre, para el disfrute de las generaciones futuras.
Agradecer también la cesión de sus textos al investigador Felipe Enrique Martín Santiago y, dejar dicho que no pretendemos que este artículo haga de efecto llamada, a interesados y curiosos, ya que esta vivienda, como hemos dicho, es de titularidad privada y no está abierta a las visitas.
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