- Lleva 12 años viviendo en el sur de la isla, donde ha formado una familia con un canario.
- Su madre vino de vacaciones en enero y no puede regresar y el resto de su familia ha decidido permanecer en Ucrania.
Maryna Mezhuyeva es una ucraniana, profesora en el CEIP Oasis Maspalomas, y vive desde hace 12 años en Gran Canaria con su pareja, un canario con el que ha tenido dos hijas de 7 y 8 años. El primer día del ataque ruso a Ucrania, se despertó llorando y su hija pequeña le preguntó qué pasaba. Ella le explicó que había comenzado la guerra entre Rusia y Ucrania y la niña le respondió “mamá yo pensaba que los dos países éramos un equipo”. Con el corazón roto, les ha ido explicando a sus hijas lo que está pasando, pues no puede esconder la realidad, aunque evita que vean las imágenes que salen por la televisión. Cada día las niñas, sobretodo la pequeña se interesa por la situación y le ha llegado a preguntar si mueren niños en la guerra.
La madre de Maryna llegó de visita a Gran Canaria el 7 de enero y ahora no sabe cuándo podrá volver a su país, donde se encuentran su marido, su suegra de 90 años, su otro hijo, su nuera y sus otros dos nietos. La familia vive al norte de Ucrania en la ciudad de Pryluky. La base aérea de esta zona fue una importante base estratégica de bombardeos durante la Guerra Fría y es el aeródromo más grande de Ucrania.
Hasta ahora los familiares de esta ucraniana afincada en Canarias están relativamente tranquilos pues aún no han llegado a atacar la ciudad directamente pero sí que oyen ataques a lo lejos. El pasado domingo su hermano le dijo que a 7 kilómetros de su casa habían hecho barricadas con neumáticos viejos a los que prendieron fuego para cortar el paso de los rusos. Él y su mujer siguen trabajando ya que son sanitarios, su padre cuida de su abuela aunque asegura que no tiene problemas de movilidad pero necesita los cuidados normales de una persona mayor. Ahora mismo toda su familia descarta huir del país “primero porque están muy lejos de la frontera con Polonia y en segundo lugar son esa parte de los patriotas que dicen, si no nos quedamos nosotros quién queda”. Aun así, ni su hermano ni su sobrino de 18 años podrían salir ya que el país restringe el paso fronterizo a los hombres entre 18 y 60 años. Maryna también ha intentado traerse a su sobrina pequeña de 15 años, pero es muy complicado el traslado así que por ahora permanecerán todos en Ucrania.
Esta vecina del municipio de San Bartolomé de Tirajana cuenta con más conocidos y amigos rusos, que ucranianos en la isla, y asegura que nunca ha existido una rivalidad ni menosprecio a sus compatriotas ucranianos prorusos ni a los propios rusos por parte de la ciudadanía. Tiene amigos ucranianos que toda la vida han hablado ruso en su país y nunca se les ha desplazado ni apartado de la sociedad. Ella misma decidió hablarles ruso a las niñas desde pequeñas en vez de ucraniano porque sabe que es un idioma más internacional que les dará más oportunidades en un futuro. También reconoce que existen personas que son defensoras de volver a formar parte de la antigua Unión Soviética, pero asegura que son muy pocas y que en ningún caso serían tan extremistas para crear esta situación de guerra.
Mezhuyeva habla con amigas ucranianas que viven en Rusia y dicen que la situación en el país de Putin es insoportable. Desde que empezara la guerra del Dombás en 2014 no paran de bombardear a la población con información falsa en los medios de comunicación rusos para crear una imagen negativa de los ucranianos. Y en parte cree que lo consiguen pues ella misma asegura que de sus conocidos rusos la mitad la han llamado o escrito para mostrarles su apoyo, y la otra mitad por ahora han dejado de comunicarse con ella.
Ahora esta ucraniana canaria, que apenas ha dormido en esta semana, está trabajando para poder ayudar a su país de la única manera que encuentra, por lo que ha comenzado a estudiar la mejor forma de recaudar fondos en la isla para comprar material sanitario, comida o enseres básicos en Polonia y hacerlos llegar hasta su ciudad, Pryluky. “Ésta es la vía más práctica y sencilla” asegura, ya que es inútil mandar dinero directamente a Ucrania porque allí ya hay desabastecimiento de muchos productos concretos como los sanitarios, gasas, medicamentos… También cree que es la forma más rápida pues, aunque hay ONGs que están recogiendo ropa y productos en la isla para enviarlos, cree que es más costoso y tardará mucho tiempo en llegar. Además, espera crear una cuenta benéfica con el asesoramiento de alguna ONGs o instituciones que le permita tener una forma segura de enviar ayuda directa, y para ello, espera contar con el apoyo de la sociedad canaria de la que se siente muy orgullosa, y de la que ya está recibiendo donaciones.
Maryna, con lágrimas en los ojos, sueña con poder ver el fin de este ataque y que su país vuelva a recuperar la normalidad, pues afirma rotunda “nosotros no hemos elegido este camino, nosotros no hemos entrado en su país, ellos han entrado en el nuestro y han entrado con armas”. Está destrozada por toda la situación y flaquea cuando ve que su madre, que ha vivido varias guerras, no espera nada bueno de este conflicto. Pero tiene fe en los ucranianos que están luchando y en su presidente del que asegura que todos sus compatriotas se sienten tremendamente orgullosos, y del que han recibido “subidones” cada vez que habla en los medios. Mezhuyeva cree que “ésto acaba sólo si el pueblo ruso, que son más de 150 millones de habitantes, sale a la calle”, aunque sabe que es muy difícil, porque hay rusos que tienen miedo de ir a la cárcel y otros que no están convencidos de que lo que está sucediendo sea real. Su conclusión es "o queda nuestra Ucrania o no queda nada".
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